Los padres pueden tomar una sana medida para lograr que sus hijos hagan más actividad física: empezar ellos mismos una rutina de ejercicios.
Los investigadores que llegaron a dichas conclusiones, provenientes del hospital National Jewish Health (Estados Unidos), explican que «se sabe desde hace tiempo que los niveles de actividad física de los padres y los hijos están relacionados. Nuestro estudio demuestra que cuando los papas hacen más ejercicio, los chicos los siguen». Sus conclusiones fueron publicadas en el Journal of Physical Activity and Health.
UN BUEN EJEMPLO
El estudio se realizó con 83 familias con chicos de 7 a 14 años que tenían problemas de sobrepeso u obesidad. Los investigadores sugirieron a los padres y los hijos que hicieran más actividad física y caminen 2000 pasos más por día. Todas las mamás participaron en esta rutina y solo 34 papás lo hicieron. Para medir su nivel de actividad los expertos les pusieron un dispositivo que mide la cantidad de pasos que dan.
En los días en los que los padres alcanzaron la meta de caminar 2000 pasos más los chicos dieron 2117 pasos extra, mientras que cuando los padres no cumplieron el objetivo los hijos solo lograron 1775 pasos adicionales. Por cada 1000 pasos extra que daban los padres, los chicos caminaban 196 pasos más.
Y en los fines de semana esta influencia positiva fue aún más fuerte. Los expertos creen que esto se debe a que lo padres e hijos hacen ejercicios juntos con más frecuencia los sábados y domingos. Por ese motivo, aseguran que los fines de semana son los más adecuados para fomentar la actividad física en los más pequeños.
La influencia positiva de los padres fue inmediata aunque duró poco tiempo. La actividad que los papás hacían durante un día lograba que los chicos se movieran más durante esa misma jornada. Al día o la semana siguiente el efecto ya comenzaba a diluirse.
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